jueves, 19 de octubre de 2017

Impresionismo (1874)

Origen del término "Impresionismo": 



      Los pintores impresionistas no se definían a ellos mismos bajo este apelativo. El término les fue impuesto de modo peyorativo por el crítico Louis Leroy, al ver la obra de Monet Impresión atardecer o Impresión sol naciente pintada en 1872 y expuesta en la exposición del 74. Al día siguiente de ésta, parafraseando el título del cuadro para burlarse de él, Leroy bautizó el nuevo movimiento: Al contemplar la obra pensé que mis anteojos estaban sucios, ¿qué representa esta tela?..., el cuadro no tenía derecho ni revés ..., ¡Impresión!, desde luego produce impresión..., el papel pintado en estado embrionario está más hecho que esta marina. Así fue como el término "Impresionismo" pasó a ser el nombre del movimiento del que luego el propio Leroy se envanecería. 

      Provocaron un gran escándalo, proceso similar al que experimentó Manet. El refinado publico del momento no estaba preparado para aceptar una revolución como la que ellos proponían. Las burlas y duras críticas a que fueron sometidos les llevarían a posteriori al éxito. Su máximo reconocimiento se afianza ya entrado el siglo XX
  




Aunque algunos historiadores dejan fuera de la clasificación de vanguardias al Impresionismo, fue el primer movimiento que se rebeló contra los gustos que imperaban en la época. En su caso, el Impresionismo no buscaba el rechazo del público, sino que se olvidaba de la acogida que pudiera tener su trabajo, en favor de una nueva manera de captar la realidad que tarde o temprano se acabaría reconociendo, como así fue. El precursor de este movimiento fue Eduard Manet. En su trabajo se puede apreciar el paso de la pintura tradicional al modo de hacer impresionista. Con el paso del tiempo Manet recurre a pincelada directa, con mucha carga, aunque nunca con tanta decisión como lo harían los siguientes autores impresionistas, todos ellos estudiosos, admiradores e influenciados por Manet. El grupo lo componía Degas, Renoir, Monet, Pizarro, Sisley y Cezanne. 
  
Tras unos comienzos dubitativos y llenos de pruebas, el Impresionismo como tal nace en una exposición celebrada en los salones del fotógrafo Nadar. Era una muestra en la que participaban un total de treinta y nueve pintores, conscientes ya de formar un grupo y de tener unos objetivos iguales que defender. En esta exposición se encontraba una obra de Monet llamada Impresión, Sol naciente que, burlonamente citada por un crítico dio nombre al grupo. Pone toda su atención en captar la realidad, el instante, la impresión. Es una pintura de aire libre, que se resuelve ante el motivo en cuestión. Dado que las condiciones lumínicas de los paisajes cambian a cada segundo, requiere una pincelada rápida y directa, que permita resolver una obra en pocos minutos. Es lo más parecido a la fotografía instantánea hecha pintura. Interesa esa luz del amanecer, el reflejo de la luz en un edificio en la caída del sol, la luz reflejada sobre el río a medio día. Esa es la razón por la que las obras impresionistas dieron la sensación, a final del siglo XIX, de ser obras inacabadas, imperfectas, y por tanto, fueron despreciadas Acabada la época del desarrollo del Impresionismo, y gracias a las nuevas tecnologías de impresión (especialmente influyente fue la fotografía y el descubrimiento de la cuatricromía, que conseguía infinidad de colores con la mezcla de los colores primarios), surge el Neoimpresionismo o puntillismo, llevado a cabo fundamentalmente por dos autores, Georges Seurat y Paul Signac. Aprenden la lección impresionista y la aplican de un modo más científico, más controlado, mucho menos espontáneo y fresco.




 La pincelada se hace corta, racional y estudiada. Fuera de estos dos movimientos quedan tres autores, de obligada mención, como son Vincent Van Gogh, Paul Gaugain y Henri de Toulouse-Lautrec. Se les dio el término histórico-artístico de Postimpresionistas en una exposición celebrada en Londres en 1910, pues, aunque su trabajo no es en absoluto semejante, les une el hecho de haber comenzado su trabajo con el Impresionismo ya afianzado y comienzan su andadura pictórica con un nuevo modo de hacer, en los tres casos de manera muy personal e innovadora y de con una visión más subjetiva y manipulada del mundo. Van Gogh transforma la pincelada impresionista en una con más carga y muy ordenada, dando nuevas soluciones formales y cromáticas. Gaugain fue un artista que reivindicó lo bidimensional y lo decorativo. Su época en Taití, donde vivió los últimos años de su vida, es la más famosa. Ese destino brindó a Gaugain los paisajes y los colores que buscaba. Toulouse-Lautrec fue un gran ilustrador y se le considera el precursor del cartel publicitario.












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