Un importantísimo elenco de artistas compone el grupo que pertenece a esta tendencia. Un grupo, además, que se conocía personalmente, compartieron estudio y sala de exposiciones y reflexiones acerca del movimiento. Cada uno consiguió un estilo personal que les distinguía, pues, aunque pertenecían a la misma tendencia, cada uno optó por un camino distinto. Todos obtuvieron fama y reconocimiento. El primero, el americano Jackson Pollock,
creador de un nuevo modo de pintura: el Dripping. El artista sitúa el lienzo en el suelo y, moviéndose alrededor del mismo (y en ocasiones por dentro del mismo lienzo) deja caer finos hilos de pintura que se desprenden del pincel recién cargado en el bote. El resultado es una trama compleja de hilos que forman una trama muy atractiva visualmente. El artista se interesa por el azar, por lo que no es controlable.
Otro artista reconocido fue Willem de Kooning.
El tercero de la lista de expresionistas abstractos fue Philip Guston. Único representante de este grupo que mantuvo cierta figuración en sus lienzos. Consiguió un lenguaje propio, casi jeroglífico, de modo que los mismos elementos se repetían una y otra vez para contar un mensaje. Fue un artista obsesionado con el miedo, el miedo al tiempo, que se agota, a las agresiones en general, a la pobreza. Acostumbraba a pintar por la noche, ya que, según el propio artista, esos miedos que movían su pintura eran mucho más intensos. Su paleta era bastante monocroma en general, ya que sus obras más representativas se mueven en rosas y algún tono de contraste. Por último nombrar a Mark Rothko. Creador del llamado “Color Field Painting” fue un artista de dedicación plena y obsesiva a su obra. Alcanzó una técnica exquisita a la hora de fundir tonos y obtener colores expresivos. Pintor de grandes formatos, reivindica la identidad de la abstracción y la expresividad de grandes superficies de color.
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