El primer manifiesto futurista se publica el 20 de febrero 1909, en el periódico parisino “Le
Figaro”, escrito por Filippo Marinetti, escritor italiano, que casi con un rigor dogmático no dudaba
en afirmar que “un automóvil rugiente, es más bello que la Victoria de Samotracias”. Con
ello se exaltaba la modernidad, lo tecnológico, lo mecánico y rompe una lanza a favor de sus
cualidades estéticas de estos objetos industriales infravalorados según esta vanguardia.
Aunque el movimiento acaba pronto, en 1914 y 16 , tras la I Guerra Mundial algunos de sus
componentes radicalizan sus posiciones y se relacionan ideológicamente con el fascismo italiano
en las elecciones de 1919. Sus mayores exponentes fueron Humberto Boccioni
Gino Severino
y
Giacomo Balla.
Con el tiempo se produjo un redescubrimiento (cosa frecuente en la historia del arte), pues
además de profundizar en las cuestiones ideológicas y políticas, ponía de relieve aquellos
aspectos que hacían del futurismo un movimiento de vanguardia de extraordinaria resonancia en
su momento, influyendo en movimientos como El Dadaísmo, el Constructivismo ruso, el
Surrealismo y que, a largo plazo lo sitúan como punto de referencia, el arte de los años sesenta.
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